sábado, 20 de noviembre de 2010

LA VIDA, NUESTRA CASA


UNA ESFERA DE PROTECCIÓN CUBRE NUESTROS INTENTOS Y VA CREANDO LA IDENTIDAD.

Una esfera que nace en el corazón del universo y que se corresponde con el corazón de los seres humanos. “Lo que está arriba esta abajo” dice el libro del Tao. Vivimos permanentemente en el misterio, aferrándonos a los pasos dados, con sus aristas, sus honduras y elevaciones, para vencer los parámetros de la caducidad y la destrucción. Es la memoria del hombre lo que le mantiene. La memoria y el deseo de permanecer. Ambos nos llevan a luchar por la supervivencia de la especie y el individuo. La huella – ciega a veces – es el destino. Y ese destino, a pesar de la aparente disolución final, se crea con los pasos que ha ido dando la Humanidad, la única realidad capaz de reconocerse a si misma, capaz de proyectar y proyectarse.

Esos pasos, propios y ajenos, que contienen la esperanza de avanzar y de quedarnos, van formando el transcurso que es la vida. La vida, un paseo que hay que comprender.