viernes, 30 de abril de 2010

HERACLITO DE EFESO

"Todo cambia, nada permanece. Lo que hoy es blanco, mañana se torna negro por obra y gracia del tiempo. Todo cambia, nada permanece. Cuando te enamoras, o cuando alguien te asombra, lo haces ante una persona que es el hoy, y mañana es otra, como tú mismo.
Todo cambia, nada permanece. Cada vino tiene su año y su cosecha, cada fruta, su estación. Todo es relativo, nada es seguro. Y el mundo es una consecuencia de que nada en el acontecer humano es eterno"

Nota:
Heráclito era conocido como "El Oscuro". Se mantenía a distancia de la multitud, a la que consideraba, en grupo, falta de entendimiento. En él se percibe un rasgo común a muchos de los filósofos antiguos: el vivir una vida acorde con su forma de pensar.
Con el paso del tiempo, a medida que la Filosofía se fue transformando en disciplina de estudio, los filósofos fueron disociando su saber de su actuar.
Según Heráclito todo fluye, todo cambia, nada permanece. “No podemos bañarnos dos veces en el mismo río”, dice en uno de los fragmentos de sus escritos que han llegado hasta nosotros. (Ni el río ni nosotros seríamos los mismos).
El devenir es el Principio de todas las cosas. Todo es fuego que se enciende y se apaga según una medida específica. El cambio está regido por el logos. El logos regula ese cambio continuo como una ley inmanente al Universo.
El devenir se produce mediante la lucha de los opuestos, de los contrarios. Y la tensión entre esos contrarios en conflicto genera el movimiento. Por eso a la paz sigue la guerra y a ésta nuevamente la paz, y ese movimiento retorna eternamente sobre sí mismo. Al terminar el gran año solar todo vuelve a comenzar y a repetirse. En ello consiste el "eterno retorno".

jueves, 15 de abril de 2010

FIN DE TRAYECTO

Ha sido un gran viaje. Hablar de Poesía desde todos los ángulos, desde diferentes perspectivas, confluyendo y divergiendo, discutiendo también. Este viaje ha sido un intento de hacer una mesa redonda, sería, con tiempo y espacio, en la red. El resultado está ahí, para el que lo desee. Esta entrada final no es el cierre, pues he dicho que este debate-ensayo sobre Poesía queda abierto unos días. Así que, el que quiera hacerlo, puede seguir poniendo comentarios en la entrada 5ª, DE PRIMERA NECESIDAD. Seguramente la fecha elegida para el punto y final será el día del libro, el 23 de Abril, una fecha simbólica para los que amamos la Literatura. Hasta entonces, seguiremos.

domingo, 4 de abril de 2010

DE PRIMERA NECESIDAD

(POESIA V)


Francisco Garcia Marquina es un maestro de la Lengua castellana, tanto en prosa como en verso. Autor de más de una veintena de libros de Poesía, tiene un ganado prestigio, también, como artículista y ensayista. Con su permiso pongo a continuación un articulo suyo sobre el tema que nos ocupa y que, sin duda, contribuirá a apoyar, aún más, la postura mantenida mayoritariamente en esta mesa redonda. Este es el artículo en cuestión.


POESIA...ERES TÚ.

Esta frase, tan traída y llevada, puede ser verdad si, como sentenciaba el poeta Ángel González, se dice “mirando al diccionario de la Lengua”, es decir: si se dirige a un texto literario, a un poema concreto que tengamos entre manos y estemos leyendo. Otra cosa son supersticiones, porque la poesía es un hecho del lenguaje y no hay que confundirla con la emoción que provoca y que resulta común con la que nos causan otros hechos artísticos o dramáticos. Mal que les pese a una mayoría de ciudadanos con aficiones líricas que creen que la poesía es inefable, la poesía es absolutamente fable. Es fable y escribible y legible porque no se trata de un sentimiento indefinible y vaporoso sino de una creación lingüística y lo que el poeta realmente entrega a la sociedad es un objeto concreto formado de palabras y que constituye un texto.

Puesto a opinar qué es la Poesía, trataré de hacerlo con la mayor objetividad que pueda y agarrado a la preceptiva, según la cual la poesía es un modo de lenguaje. Un lenguaje vigorosamente connotativo para formular con precisión y belleza contenidos estéticos, intelectuales y emotivos, haciéndolos memorables. Sentada esta base, con la que es inexcusable convenir, el campo es ancho y admite toda suerte de efectos y modalidades. Entre otros varios, uno de los poderes más nobles del acto creador es su capacidad de esclarecimiento, lo que Ángel González llamaba también "desvelar visiones inéditas del mundo", que es la vía indirecta para transformarlo. Otro es la capacidad de crear lugares habitables “donde todo sea lo que no es”. Otro logro es la recuperación de la palabra en su verdad y la expresión en su economía. Y, el no menor, y siempre acompañante, es la sensación de placer, porque todos estos fenómenos, que suceden en los actos simétricos de escribir (cifrar) y leer (descifrar) el poema, se experimentan con un gozo que alguien ha comparado a la tensión del jugador en busca de un pleno.

Según todo lo anterior, la obligación del poeta es escribir y dejarse de hacer profesión del gesto, el atuendo, el transcurrir bohemio, la filosofía misteriosa, la provocación ininteligible y otras zarandajas que sólo sirven para ponerse él delante de su poesía, sin entender que lo importante es el poema y no la persona que lo escribe, cuya peripecia personal es irrelevante. El poeta mal informado es un ser que vive la frustración de exhibir sus sentimientos, de ofrecernos su alma, cuando al lector lo que verdaderamente le interesa es la suya propia y lo único que pide es un texto objetivable y no el currículo sentimental de su autor. Tendría que entender que los grandes poemas pueden ser anónimos.

Otro problema de tipo social es que, aparte de la docena de poetas necesarios como Miguel Hernández, Aleixandre, Neruda, Machado, Cernuda...cuya obra está en la mesilla de noche de los ciudadanos, la mayoría de los poetas estamos resignados a que si alguien nos escucha es por compromiso y si alguien nos lee debe ser por casualidad. Trataré de convertir esta fatalidad en virtud afirmando que no repugna el modo de escritura socialmente intransitivo, pues se puede escribir en soledad, donde el poeta es simultáneamente emisor y destinatario que experimenta en beneficio propio que muchas ideas y sensaciones no se aprecian con plenitud si no se formulan por escrito y así el poema se consuma en el acto de la escritura.
Pero hay que reconocer que la mayoría de los escritores tenemos tal necesidad de compartir nuestros hallazgos que no nos basta con esa práctica onanista. Aunque esa legítima necesidad de comunicación, o afán de reconocimiento o deseo de seducir o de ganarse unos euros, requiere que los poemas tengan la profundidad, la claridad y la amenidad imprescindibles para interesar al lector. En caso contrario, el libro de versos será considerado no sólo una pesadez sino hasta un atentado contra la naturaleza por contribuir página a página a la deforestación del planeta.

El problema de fondo es que no basta con escribir buenos versos. La única manera de cumplir con uno mismo y con la sociedad es escribirlos excelentes. Somos miles los empeñados en declamar y publicar, cuando en cada generación son pocos los excepcionalmente dotados. Yo llevo en este oficio medio siglo y cargo con veinte libros, pero tendría que escudriñarlos con mucha aplicación para encontrar algunos poemas memorables entre sus páginas. Nada más puede alcanzarse, pero nada menos debe pretenderse.

Francisco García Marquina